Sobre mí - Quién Soy

Soy una persona que encontró en las palabras su refugio y su pasión. No recuerdo exactamente cuándo aprendí a escribir, aunque siempre me cuentan que, al llegar al colegio, ya sabía leer. La lectura se convirtió en mi mundo, y desde entonces las letras han sido mi compañeras constantes.

Mis primeros pasos en la escritura

A los seis años, ya leía con fluidez, aunque cuando mi maestra me pidió leer frente a la clase, decidí separar las sílabas con torpeza. Quizá fue por timidez o por el deseo de no sobresalir demasiado; en cualquier caso, me hice la tonta. Aun así, fui esa niña que, a pesar de su timidez, no dudaba en bailar con su novio de preescolar, un rubito llamado Joel, sin importar las miradas curiosas de los padres asomados por la ventana.

La adolescencia y las historias compartidas

Durante mi adolescencia, mi afición por la escritura se hizo más fuerte. Llegué a poner de moda en mi clase el escribir novelas, aunque quizá sea solo una versión idealizada que me gusta recordar. Nos pasábamos cuadernos en los que dejábamos la historia en puntos intrigantes, desafiando a la siguiente en tomar la pluma y resolver el conflicto.

 

Estudios y caminos recorridos

Estudié Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información, donde descubrí que las letras también podían construirse desde el rigor y la técnica, aunque no sin cierta nostalgia por las historias puras. Con el tiempo, la vida me llevó a enseñar Literatura y Lengua Castellana, primero a adolescentes y luego a adultos, una experiencia enriquecedora y distinta.

Volver a mis raíces: la escritura

Escribir es, para mí, un camino hacia la libertad y la creatividad. A pesar de las ocupaciones laborales y familiares, he decidido dejar de poner excusas y reencontrarme con aquel primer amor. Este espacio es mi tributo a la escritura y un recordatorio de la niña que fui, que siempre tuvo la imaginación como aliada.

Aquí, en Escritura, literatura y demás turas, compartiré mis relatos, reflexiones y todas las historias que surjan de esta nueva etapa. Porque la escritura, como la vida, es un viaje en el que nunca dejamos de aprender.